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El conde de Saint-Germain, se creía alquimista e inmortal |
Leyenda y desgracia
Luis XV le encarga entonces un diamante manchado. Unos días más tarde. Saint-Germain lo trae perfectamente puro. ¿Utilizó un procedimiento químico o simplemente mandó tallar una piedra idéntica? Es un misterio. La segunda anécdota ocurre durante una cena con la anciana condesa de Cergy, que reconoce en él a un hombre que había conocido en Venecia hacía cincuenta años. Quizás simplemente por entretenerse, Saint-Germain no la desmiente: la historia da la vuelta en París.
Sin embargo, si el conde se ha ganado la simpatía del rey, se ha desvinculado del poderoso duque de Choiseul, principal ministro de Luis XV, que lanza una campaña para desacreditarlo. Choiseul le paga a un bufón llamado Gauve para imitar al conde de Saint- Germain y hacerse pasar por él. Gauve recorre los salones bajo la identidad de Saint- Germain, contando las historias más inverosímiles: que se tomó un trago con Alejandro el Grande, que estuvo de francachela en la boda de Casal y que, por lo demás, conoció muy bien a Jesús, a quien le había predicho un fin trágico. También, que había estado con Carlomagno. El fraude es pronto descubierto y Gauve es reconocido: pero las historias se siguen divulgando. Contrariamente a lo que espera Choiseul, el verdadero Saint-Germain no resulta ridiculizado, sino engrandecido, rodeado de ¡un aura misteriosa! Despechado, el ministro debe esperar hasta 1760 para lograr deshacerse de Saint-Germain, acusándolo de espionaje. Habiendo caído en desgracia el conde se refugia en los Países Bajos.
En los años siguientes se le ve en Italia, en Rusia, en Saxe, en Prusia: en todas partes, intenta montar laboratorios para seguir adelante con sus investigaciones… acerca de los pigmentos y los colores.
Saint-Germain y Casanova
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