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Barco Hundidos de 1871 |
Convoyes enteros se pierden
El sistema de viajes en convoy se muestra eficaz para luchar contra los piratas, sin embargo, las pérdidas son aún mayores cuando las tormentas tropicales alcanzan a toda una flota. A su partida de España, entre 30 y 40 galeones, naves mercantes y naves «armadas», constituyen la plata flota. Una decena de barcos más livianos, destinados al transporte del correo y de mercancías de escaso valor, acompañan a estos barcos. Durante el viaje, el convoy se somete a la velocidad del navio más lento* y la menor avería en cualquiera de los barcos retrasa al resto. Además, un error de apreciación del jefe del convoy, sobre todo en el mar del Caribe, puede tener consecuencias desastrosas, como ocurrió en 1641. Ese año, el general español a cargo de la misión decide embarcar todo el oro y la plata únicamente sobre dos galeones en mal estado. Uno de ellos se va a pique a la cuadra de Santo Domingo, después de haber escapado a un ciclón que ya había hundido a ocho naves de la misma expedición. El segundo prosigue su ruta, pero se hunde al divisar las costas españolas…
Una fortuna bajo el mar
A partir de la mitad del siglo XVI, cada flota sufre algunos desastres. El año 1567 ocurre uno de los peores. Un huracán se abate sobre el convoy a la cuadra de las Antillas: la mayoría de los galeones se hunden o encallan en las costas de la isla de la Dominica. Para colmo de males, esta isla que aún no ha sido colonizada es habitada por caníbales ¡y los sobrevivientes terminan por ser devorados! Los puertos construidos por los europeos sólo ofrecen una protección precaria, ya que siete naves son destruidas por la tempestad en el llamado Nombre de Dios, en el actual Panamá, durante 1563 (otros cinco son luego despedazados en los arrecifes del Golfo de Campeche), y quince en el puerto de Veracruz, en 1590. Cuando las maltratadas flotas terminan por volver a atravesar el Atlántico, el calvario aún no ha terminado…
Así, dieciséis barcos se van a pique en las Azores en 1591 y, en 1702, diecinueve galeones son atacados por una fuerza angloholandesa, por lo que sus tripulaciones intentan hundirlos en la bahía de Vigo I en España), donde se refugian. Por fin. Las naves separadas de su convoy a causa de una tempestad se convierten en fácil presa de los corsarios y piratas que las esperar, de las costas de España en la ruta de regreso. Algunas son atacadas casi frente a Cádiz. Para los doce primeros años, la Casa lleva estadísticas: sobre 391 naves que parten, sólo 269 vuelven, por lo que las pérdidas alcanzan en el siglo XVI a más del 30%. Esta situación no mejora durante los años siguientes. Si se toma en consideración que los galeones sólo transportan piedras y metales preciosos, que una parte de las pérdidas se debe a los piratas y corsarios y que algunos cargamentos de navios extraviados han podido ser recuperados, aún queda una hermosa fortuna durmiendo bajo las aguas. No obstante, no está perdida para todo el mundo. Así. Algunos buscadores de tesoros han ganado varios millones de dólares. Una suma para vivir sin problemas, incluso después de haber pagado los gastos de búsqueda extremadamente elevados y los onerosos impuestos que existen en ciertos países.
La élite de los buscadores de oro
La Casa de Contratacion
Fundada en Sevilla en 1503, la Casa de Contratación es un organismo autoritario que supervisa todos los movimientos de navios entre España y América.
En un principio, los barcos no tienen el derecho de viajar solos y deben agruparse por destinos. Para asegurar la compra de su cargamento, la Casa prohibe a las nuevas colonias la fabricación de productos manufacturados, lo que crea una situación de dependencia total y fomenta el nacimiento de un contrabando de productos europeos dominado por los ingleses.
Esta situación empeora aún más cuando la Casa decide autorizar el viaje de un solo convoy anual por razones de seguridad. Las consecuencias de esta medida no fueron las previstas: ¡los galeones, cuyo cargamento ha sido aumentado para responder a las necesidades de la metrópoli y de la colonia, llegan a ser, de hecho, vulnerables!
La Casa se convierte rápidamente en una enorme máquina burocrática que emplea numerosos funcionarios. Esta no sólo se ocupa de la organización de los convoyes, sino también del reclutamiento de los colonos, así como de establecer y de recaudar los impuestos aduaneros y finalmente de actuar como tribunal de comercio. El «piloto mayor» es uno de los cargos más importantes de la jerarquía de la Casa. Este funcionario se encarga de formar pilotos de la «carrera de las Indias», de mejorar las cartas marítimas y guardarlas en un lugar seguro, al abrigo de las potencias extranjeras. El primer piloto no es otro que Américo Ves pucio. Si la Casa de Contratación efectuó un trabajo considerable durante el inicio de la colonización española, también contribuyó ampliamente al subdesarrollo económico de las colonias de América.
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