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Ruta de Exilio de Israel |
Un regreso anunciado.
Durante la Antigüedad y el período del segundo Templo de Jerusalén, nadie dudaba de la existencia de las diez tribus. El testamento de los doce patriarcas consideró su existencia como un hecho y en el siglo IV antes de Cristo, en su quinta visión, Esdras (IV, 13, 34) describió: «una multitud pacífica son las diez tribus que fueron llevadas prisioneras lejos de su país». Algunos textos dan por hecho que las diez tribus están ahora más allá del Eufrates. La tradición atribuye su imposibilidad de reunirse con sus hermanos al hecho que las dos tribus del reino de Judá fueron dispersadas a través del mundo. Las diez tribus fueron exiliadas más allá del misterioso río Sambation, cuya travesía sólo es posible el día del sabat. Además, según el Talmud de Jerusalén, los exiliados fueron divididos en tres grupos iguales y cada uno tomó una dirección diferente. Desde la Edad Media hasta nuestros días, varios viajeros y exploradores declararon haber encontrado a las diez tribus perdidas. En el siglo IX después de Cristo apareció un hombre, Eldad ha-Dani, que aseguró ser miembro de la tribu de Dan y conocer cuatro de las diez tribus. Otro aventurero, David Reuveni, pretendió ser el hermano de José, rey de las tribus de Rubén, de Gad y de la semi-tribu de Manasés, que se habían instalado en Khaybar en esa época, en Arabia.
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La visión de Ezequiel, el sueño de la reunión de las diez tribus de Israel, un siglo después de su dispersión. Fresco del siglo III d.C. (Siria. Sinagoga de Doura-Europos. |
De Etiopía a América.
En Etiopía viven los falashas, población negra de religión judaica. La primera mención conocida de su existencia está en dos Cartas de Jerusalén de Obadiah de Bertinoro, en 1488 y 1489. En 1528, eL cabalista Abraham Levi el Viejo vio en ellos a los descendientes de las tribus perdidas. ¿Tenía razón? Es poco probable: Etiopia y Egipto tuvieron siempre estrechas relaciones, y los hebreos son desde hace mucho tiempo, numerosos en Egipto: posiblemente algunos de ellos convirtieron a un grupo de etíopes al judaísmo. La hipótesis más fantástica fue emitida en el siglo XVII por el viajero originado de Amsterdam. Aaron Levi de Monteamos. De regreso de un viaje a Sudamérica, relató que, en la cordillera de los Andes, unos indios lo recibieron recitando el Shema oración compuesta por tres versículos de la Torá. Manasés ben Israel, rabino de Amsterdam, fue conquistado por el relato de Montezinos. En 1652 publicó una obra, Esperanza de Israel en la que escribió «Las Indias del oeste están Habitadas desde hace mucho tiempo por una parte de las diez tribus que pasaron del otro lado de Tartarie por el estrecho de Anian, (actual estrecho de Bering).
Las tribus encontradas.
Evidentemente, ninguna exploración posterior confirmó este sueño. En su Viaje a Jerusalén, publicado en Glasgow en 1786, el inglés Richard Burton (Nathaniel Crouch) vio en los indios de Norteamérica a las diez tribus perdidas. Los arqueólogos del siglo XX y el estudio de los textos asirios permiten restablecer hoy la verdad. En 721 antes de Cristo, Samaria fue conquistada por el rey asirio Sargón, sucesor de Salmanasar V, evocado en la Biblia. Deportó efectivamente una parte de la población a Asiria y la reemplazó por gente de Mesopotamia. Sin embargo, contrariamente a los relatos de la tradición hebraica, las diez tribus no desaparecieron en el exilio. Por otra parte, la Biblia evoca recurrentemente las numerosas poblaciones que permanecieron en Israel. Sólo una pequeña parte de los hebreos fue obligada a partir a Asiria; 27.280 personas en cuatro años, según los archivos de Sargón. Sin embargo, se trataba de las clases dominantes: sacerdotes, funcionarios, intelectuales, aunque eran minoría, inspiraban la cultura y la política. Por esta razón fueron reemplazados por la administración asiria. Por lo tanto, no hubo una deportación física masiva ni la desaparición de las tribus, pero las clases dominantes desplazadas se fundieron rápidamente con la población de las grandes ciudades asirias. Esta técnica de dominación mediante el desplazamiento de las elites en los países conquistados y su asimilación es un procedimiento utilizado en varias ocasiones por el imperio asirio.
Israel cautivo
En el año doce de Ajaz, rey de Judá, comenzó a reinar Oseas, hijo de Elá, en Samaria sobre Israel. Reinó nueve años. Hizo mal a tus ojos de Yahvé aunque no como los reyes de Israel que le precedieron. Salmanasar, rey de Asiria, subió contra Oseas: Oseas se le sometió y le pagó tributo. Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, pues había enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y nos había dejado de pagar tributo al rey de Asiria, como lo venía haciendo cada año: el rey de Asiria lo detuvo y lo encadenó en lo cárcel. El rey de Asiria subió por toda la tierra, llegó a Samaria y la asedio durante tres años. Fue en el noveno año de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria y deportó a Los israelitas a Asiria: los estableció en Jalaj, en el Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de los medas (…) Deportó Israel de su sierra a Asiria, hasta el día de hoy. El rey de Asiria hizo venir gentes de Babilonia, de Kutá, de Avvá, de Jumat y de Sefarváyim y los estableció en las ciudades de Samaria en lugar de los israelitas, ellos ocuparon Samaria y se establecieron en sus ciudades. Sucedió que cuando comenzaron a establecerse allí no veneraban a Yahvé y Yahvé envió contra ellos, leones que mataron a muchos. Entonces dijeron al rey de Asirla:»Las gentes que has hecho deportar para establecerlas en las ciudades de Samaria no conocen el culto del dios del país (…) El rey de Asiria dio esta orden: «Haced partir allá a uno de los sacerdotes que deporté de allí que vaya y habite allí y les enseñe el culto del dios del país. El Libro de los Reyes, II 17.
Los primeros tiempos de los hebreos.
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