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Fenicia, Piedra Paraíba |
Desde hace mucho tiempo, se sabe que Cristóbal Colón sólo volvió a descubrir el Nuevo Mundo cinco siglos después de sus verdaderos «descubridores», los vikingos. Pero, al filo de los descubrimientos arqueológicos, parece que América ya era conocida en la Antigüedad.
La piedra de Paraiba
La piedra en cuestión no se encontrará nunca más. Algunos eruditos creen reconocer en la inscripción copiada la escritura fenicia. Como no hay en estos lugares especialistas de esa lengua, el emperador Pedro II y Ladislav Netto, uno de los miembros del Instituto, llaman al francés Ernest Renán, autor de la Vie de jésus, quien era también especialista en la civilización fenicia. Después de haber hecho una traducción que hoy en día parece ser totalmente errónea, Renán declara que la inscripción es una falsificación. Luego se produce una controversia entre los expertos europeos: lo extraño del asunto radica en que ciertos aspectos de la escritura empleada eran teóricamente desconocidos en la época del descubrimiento. Este detalle haría inclinarse por la autenticidad del texto, incluso si la desaparición de la piedra es un argumento en favor de los escépticos. En 1967, un norteamericano, el presbítero Cyrus Gordon, director del departamento de estudios mediterráneos de la universidad de Brandéis, retoma el texto. Afirma entonces que a la luz de los recientes descubrimientos, la inscripción de Paraíba no puede ser una falsificación. La declaración despierta polémica.
El texto fenicio
Esta es la traducción hecha por Cyrus Gordon: Somos cananeos sidonianos de la ciudad del rey mercante. Fuimos arrojados a esta isla lejana, una tierra de. Montañas. Hemos sacrificado a un joven a los dioses y a las diosas celestes, en el décimo noveno año de nuestro poderoso rey Hiram y nos hemos embarcado en Esyón Guéber, en el mar Rojo. Hemos viajado con diez barcos y hemos rodeado África por mar durante dos años. Luego fuimos separados por la mano de Baal, y ya no estamos junto a nuestros compañeros. Así llegamos aquí, doce hombres y tres mujeres, a la «isla de hierro». ¿Soy yo, el almirante, un hombre que huiría? ¡No. Los dioses y las diosas bien podrían favorecernos!»
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Números Fenicios |
¿Por que no regresaron los fenicios?
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Barco Fenicio |
El extraño doble origen del nombre América
En 1504 y 1505, el explorador Américo Vespucio publicó el relato de sus viajes. Este llamó la atención de los miembros de la Academia de los Vosgos, reunidos en SaintDié en 1501, los que deciden dar ai nuevo continente el nombre de América, aparentemente ignorando la existencia de Cristóbal Colón, al igual que gran parte de sus contemporáneos. Entonces, ¿América tendría que haberse llamado Colombia? No es tan seguro. En efecto, el historiador Roben de la Croix, antiguo oficial de marina, cuenta en su Historia secreta de los océanos (1978) que, en su cuarto viaje, cuando Colón desembarca en Nicaragua, les pregunta a los indios dónde se encuentra el oro que tanto busca. Y éstos le habrían señalado las altas planicies exclamando Américo… Américo…• Si esta explicación extremadamente tardía no es una simple invención, entonces, por una extraordinaria casualidad, un nombre indígena sería el mismo que el del explorador a quien se le atribuyó, por error, el descubrimiento del nuevo continente.
¿Quien descubrió América?
En la Antigüedad.
Es posible que los fenicios hayan tenido predecesores, pero esta vez en la costa del Pacífico del continente sudamericano. Si nuevamente le creemos a Cyrus Gordon, alfarería japonesa de la época de Jomon (siglo III y I antes de nuestra era) habría sido hallada en Ecuador. Por otra parte, una crónica de la época Ming indica que una flota de sesenta navios comandados por el almirante Chen Ho habría llegado a la costa oeste de un continente desconocido, Fou Tchang. ¿Serían Fou Tchang y América del Sur sólo uno?
De los romanos al 1000 D.C.
Aparte de los viajes de San Brandan en el siglo VI, que están rodeados de un halo semilegendario, ciertos indicios tienden a demostrar que algunos se llevaron a cabo a comienzos de nuestra era: inscripciones en hebreo cerca de Bat Creek en el Kentucky, una cabeza de estatua romana desenterrada de una pirámide mexicana, un tesoro hundido de monedas romanas mezcladas con algunas monedas árabes encontrado frente a la costa de Venezuela. Pero se sigue cuestionando la autenticidad de cada uno de estos descubrimientos.
De los vikingos a Colon.
Sabemos que los vikingos habían llegado a América del Norte poco antes del año mil, y los trabajos del presbítero Jacques de Mahieu hacen pensar que los drakkars lo hicieron bastante más al sur, hasta el Amazonas. Pero existen muchos signos que demuestran que otros marinos europeos (la flota de Alexandre Anfredi, los hermanos Zeno, etc.) sin duda cruzaron el Atlántico entre el viaje de Leif Erikson y el de Colón.
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