Telepatía en la Antigüedad. La Biblia cuenta que el profeta Elíseo tenía la capacidad de conocer las conversaciones más secretas, gracias a lo cual pudo saber que el rey de Siria iba a atacar el reino de Israel. El filósofo griego Demócrito desarrolló la teoría corpuscular, con la que trataba de explicar la telepatía.Creso y el Oráculo.
Pero es Herédoto quien cuenta la historia más espectacular de lectura de pensamiento en la antigüedad. Creso, rey de Lidia desde el 546 al 500 antes de Cristo, observaba con temor el creciente poderío de tes persas, Quiso consultar a un oráculo sobre ta oportunidad de enfrentarse a aquellos, pero antes necesitaba saber su fiabilidad, Envió siete mensajeros a otros tantos adivinos de Grecia y Egipto con la orden de que al centésimo día preguntaran a cada uno: “¿Qué está haciendo en estos momentos el rey Creso, hijo de Aliados?” Solo conocemos una respuesta, la que ofreció ta pitonisa de Delfos, y que fue la que Creso consideró correcta: “Mis sentidos perciben el olor de tortuga con caparazón puesto a cocer sobre el fuego, con carne de cordero. Un caldero de cobre es el recipiente y de cobre es también la tapa». En efecto, queriendo probar las dotes de videncia de los oráculos, el día numero cien desde la partida de los emisarios, Creso se puso a cocinar tortuga con cordero en un caldero de bronce, Sobre su guerra con los persas también acertó la pitonisa, ya que aseguró que se destruirla un gran Imperio, aunque debido a su estilo sibilino le faltó especificar que sería el del propio Creso, El rey de Lidia se convirtió así en el primero en realizar un experimento telepático del que tengamos constancía.
Por su parte, Cicerón en su tratado De Divinatione relata el caso de dos amigos que llegaron a Megara y se alojaron en dos posadas distintas. Durante la noche, uno soñó que su amigo te pedía auxilio porque alguien quería asesinado. Se despertó y volvió a dormir. El sueño se repitió y el amigo le pidió que le vengase, indicándole que el asesino era el posadero, el cuál arrojó su cuerpo en un carro y lo ocultó bajo un montón de inmundicias. Impresionado, se levantó y se dirigió a la puerta de la ciudad, donde, tras esperar un rato, llegó un carro cargado de basuras, en el cual descubrió ei cadáver, Hizo arrestar al posadero que confesó haberlo asesinado para robarle. Asimismo son conocidos los casos del sacerdote Cornelio, narrado por Aulo Gelio, el cual había «Visto» a cientos de kilómetros de distancia la batalla entre César y Pompeyo en el año 48 antes de Cristo. Algo semejante le sucedió al papa Pío V con la batalla de Lepanto. También San Agustín contaba que un alumno suyo quiso poner a prueba al adivino cartaginés Albicerio, el cual recitó exactamente los versos de Virgilio en los estaba pensando el muchacho.
Fuente: Revista Año Cero, Año III No. 12-1292-29, Pagina 10.
Deja una respuesta